lunes, 27 de junio de 2022

Llegaron del Oeste IX: Crónica

A raíz de las publicaciones sobre esta ambientación, me consultaron por una crónica breve de las 8 sesiones que jugamos hasta ahora (votación de rasgos incluida), y si bien es una tarea algo trabajosa, me parece que la serie se hace complicada de seguir sin un racconto breve, así que a eso me dispongo actualmente.

A modo de introducción, si es la primera exposición a esta serie de publicaciones, vayana la primera entrada, donde explico un poco los fundamentos de esta ambientación, y después vuelvan acá. El mapa ya fue publicado, pero para evitar el bombardeo de enlaces, acá va de vuelta:

Los personajes de esta campaña son 3: Leanathar, Vlad y Espino. Leanathar es un elfo de una comunidad al este del Río Largo, llamada Rea. No pertenece a la nobleza de su comunidad, sino que es un explorador y guardabosques, por lo que se aventura fuera de la zona estrictamente ocupada por elfos, hacia otros dominios al sur, para llevar la sabiduría de los primeros nacidos al resto del mundo espiritual (no voy a agregar comillas a toda la oración). Esto lo lleva a investigar una profecía que involucra a un lobo albino en los territorios de la manada de Espino.

Espino es el lobo alfa de su propia manada, y sus territorios se extienden entre los del Gran Ciervo, Rea, y los del Gran Oso. Cuando empieza la campaña, su hermano, Nyx, reaparece famélico y herido para retarlo a duelo por las tierras al este del río, abundantes en alimento y más seguras frente a la expansión humana. Espino lo derrota con la observación de un espectador curioso, Vlad.

Vlad es un humano nacido en el mítico Oeste, pero que en algún momento, se perdió y quedó atrapado, como otros tantos, en el Bosque Crepuscular. Respecto a esta historia, Vlad simplemente apareció, con pocas memorias y menos ropa, en el territorio de Espino, con una adoración casi divina por éste, a quien llama Chernabog, el dios negro. Espino, que normalmente cazaría a los sin pieles, lo ha dejado hacer: el humano, parece, desea integrarse a su manada y aprender los modos de los cuadrúpedos, y prácticamente no guarda memorias de su vida civilizada previa a perderse en el bosque.

El encuentro entre los tres protagonistas tiene lugar precisamente a raíz del desafío de Nyx, lobo albino de las canciones de los elfos de Rea que Leanathar desea investigar. Especialmente es de su deseo evitar la muerte del lobo, ya que la misma podría precipitar el fin del equilibrio que marca esta era.

Leanathar interviene para intentar impedir que rematen a Nyx, derrotado por Espino y su manada. Esto es difícil dado su mal estado de salud, y descuidadamente le obsequia la piel a Vlad, quien está más que deseoso de ataviarse como un lobo para volverse tal, con la condición de que pueda defenderla. El problema es que el elfo debe llevar el cuerpo del recién caído lobo a Rea para que lo examinen los ancianos.

Con este curioso compromiso de Leanathar ante Vlad empieza una precaria alianza: el primero permite al último internarse en Rea mientras le preste la piel/cadáver del lobo albino por unas horas. Al exponer lo sucedido frente al consejo de sabios, la discrepancia en la Canción que encuentran con la aparición del humano los empuja a buscar consejo de alguien que ha abandonado su comunidad hace tiempo.

Syragon, un elfo renegado que decidió abandonar los modos de Rea, emigró al oeste, se dice, a vivir entre humanos. El problema es que este elfo es el gran estudioso de una porción importante de la Canción dedicada, precisamente, a los humanos, por lo que no hay otra autoridad en el tema.

Respecto de Vlad, los sabios de Rea consideran que su intromisión en la Canción puede deberse a que su papel en ella es de la mayor relevancia, por lo que encargan a Leanathar que cuide de él en lo posible, durante su viaje al oeste.

Mientras esto ocurría al norte, al sur Espino, preocupado por el estado en que se presentó su hermano a desafiarlo, decide que es hora de que los lobos hagan algo frente al avance humano, y llama a la manada al sur de las tierras del Gran Oso. Esta manada, conducida por Tiro, acude al llamado, y debaten sobre la amenaza humana y qué hacer ante ella, aunque varios, incluso Kiyaya, compañera de Espino, descreen que los lobos tengan que organizarse de algún modo ante esto. Sin embargo, la posición de Espino vence y se anexa a la manada de Tiro, tras lo cual parte al encuentro con Vlad y Leanathar, en parte por un anhelo de viajar, en parte para saber más sobre esta amenaza todavía sin nombre ni rostro.

En las inmediaciones de Burivostok, el asentamiento humano más al este hasta el momento, se reúnen Leanathar, Espino, y Vlad, con el propósito triple de investigar el paradero de Syragon, averiguar por qué los humanos se expanden tan agresivamente hacia el este, y quemar el hogar y carnicería de Vlad, su pasado, ya que una de las pocas cosas que recuerda es haber sido carnicero y tener un amigo, allá, llamado Dimitry (Dima), un sacerdote.

Creo que este es un buen punto para poner fin a lo que sería la primera parte de la crónica. Para cuando los héroes se reúnen en Burivostok, habrán pasado entre 3 y 4 sesiones, y el resto de los eventos hasta la votación de rasgos transcurrió en las inmediaciones de este pueblo, porque no es otra cosa: 300 almas desgraciadas viviendo como pueden en un claro en el bosque no muy lejos del Río del Olvido, el Zabyr.

Pero el resto me lo guardo para la próxima, que será cercana, lo juro. Si quieren que deje de acumular plástico y le dé bola al blog otra vez (pongo al planeta de rehén, sí), denle like a la publicación y hablen de mi ambientación con el kiosquero. ¡Nos vemos!

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