El
amo y su hembra retozan juntos en el sillón mullido, despreocupados ante mi
mirada. Se entretienen en un juego lento, erótico, manos con manos, líquidos,
transferidos, luego manos dentro de la piel finalmente aullidos. ¿Qué hacen?
Las paredes de ladrillo polvoriento indiferentes, un foco encendido encima de
ellos encendido prematuramente, a nadie más parece importarles lo que hacen.
Me
acerco contenta, a jugar con ellos moviendo la cola, pero no soy una de ellos.
Con una mirada de pena música tenebrosa me lo hacen saber, arquean sus fauces,
entonan silbidos, muestran sus dientes. Luego se miran, sus ojos transmiten
pequeñas gotas de entendimiento, vibraciones o algo así, que comparten de forma
egoísta, sorbiendo cada gota con gusto del ojo del otro. Y yo contenta muevo la
cola mi alegría es puro reflejo sin procesar no sé lo que siento pero muevo la
cola igual.
La
forma en que me miran fue la misma que mostraron sus ojos cuando me sacaron de
casa, me llevaron a una cueva blanca, luminosa, y me inyectaron sueño sin
sueños. Desde entonces algo me falta, yo lo sé, ellos lo saben, lo explican
mediante silbidos y gotas y vibraciones a otros como ellos y suena música
inconclusa y ruidosa, y mi cuerpo quedó vacío por dentro. ¿Por qué? Y la forma
en que me miran, pena rancia de verdugo, eso es, ¡pena! Porque jamás una cría
será engendrada por mi cuerpo, ni un macho deseará tenerme junto a él, y sin
eso soy una carcasa fantasmal que se desliza por la vida reptante, por el
desierto yermo desdireccionada. ¡Me hicieron como ellos!
Luego
de sorber las últimas gotas, me miran, dan una palmada en mi cabeza van a otra
habitación. No necesito seguirlos ya sé lo que van a hacer, hacer lo que
quisiera hacer con el amo para saciar el apetito enfermo de carcasa que tengo
ahora sin propósito. Los vi hace unos días, aunque ahora cierren la puerta, mi
memoria lo retuvo, dejan en el suelo su piel y su vergüenza más manos y dedos
en unión aullidos y silbidos y muerte lamen el dolor en pequeñas gotas una tras
otra hasta ahogarse y empezar de vuelta y no hay cría, nunca. Fondo de
tranquilidad.
Pero
no puedo participar, ni entender, ni entender por qué quiero estar ahí. Vuelvo
al almohadón color cemento donde duermo siempre, y empiezo a lamer mi vagina -música
terrible espiralada- para limpiarme y sigo ahora quiero llegar al fondo
encontrar el vacío que dejó dentro de mi cuerpo y a cada lamida quito una capa
de piel músculo venas limo huesos roca mi lengua áspera forma una cavidad
rosada y palpitante hombres con linternas explorando pasados remotos una espía
descubriendo un secreto de estado o lo que sea una lengua corrosiva sigue
destruyendo todo a su paso...
segunda
jornada cavernosas humedades sorteo promontorios de roca siempre descendiendo
no hay sol en las profundidades tomar muestras de minerales para analizar
luego, una carrera por delante científica prominente y ese chico que antes ni
me miraba aplastarlo con una bota y humillarlo porque ahora que quiere no me va
a volver a tener...
y yo
cada vez me arqueo más me envuelvo en mi misma excavando un mar de humedad
finalmente llegar a la oquedad interna descubrir la nada de los filósofos,
entrar
al creador, encontrarlo sin trono solo el rostro el motivo de todo rodeado de
nada quemando por dentro y por fuera también, no, ninguna pregunta solo lamerlo
hasta deshacerlo a él también y después ya no haber una cosa por descubrir
ningún motivo oculto gotas de entendimiento solo humedad compartida un cuerpo solamente
uno. Glup.
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