viernes, 13 de mayo de 2022

La inteligencia asistida en las sociedades modernas

Hace unos minutos, me encontraba fascinado por la cantidad de ventanas que abrí en el navegador, buscando datos para 2 tweets miserables, y noté cuánto difiere la inteligencia de la fantasía inmanente de los juegos de rol. Voy a precisar, por inteligencia me refiero en este caso a la capacidad de investigar un tema, componer un mensaje realizando un análisis, y presentarlo bien escrito. Aunque se puede entender en el sentido más amplio y capacitista.


Los juegos de rol y, diría, también nuestras más espontáneas o desinformadas concepciones sobre la inteligencia, la atribuyen a una cualidad interna no relacionada con lo social. Una persona inteligente lo sería en cualquier entorno y continúa siendo inteligente sin la ayuda de las numerosas prótesis de las que nos servimos en la vida diaria.

¿Quién hoy en día se enfrenta a un desafío intelectual sin ningún tipo de apoyatura? Me refiero a la posibilidad de corroborar cualquier dato o de encontrar información en google, pero también al uso de libros, revistas, enciclopedias o cualquier otra fuente para suplirse de citas y argumentos.

Y son prótesis, son artefactos que conectamos al cuerpo para extender nuestras posibilidades. Sin embargo, estamos más acostumbrados a entender lo anterior cuando se habla de armas, armaduras, escudos. Con la tecnología moderna, sin embargo, las posibilidades de éstas, y todas las prótesis, son demasiadas para considerarlas meramente un objeto.



Es por esto por lo que muchos juegos fracasan al imponer el lote de características del fantasy a juegos de ciencia ficción, especialmente a juegos cyberpunk. Me refiero a las clásicas Fuerza, Destreza, Constitución, Inteligencia, Sabiduría, Carisma. ¿Cómo se define la inteligencia a partir de internet, de implantes cibernéticos? Las nociones clásicas de la lógica, la capacidad de la memoria, etc., cambian de manera dramática. 

Hay que pensar otros paradigmas en relación con las características, no meramente cambiarles el nombre. En algún proyecto cyberpunk que abandoné, intenté manejar las características y habilidades como puntos asignados a obsesiones y pasibles de cambiar en su distribución, según el personaje cambiaba en sus intereses. 

Se puede pensar en la alienación como el costo de enfocarse demasiado en un problema determinado. Tenemos, en teoría, todo el conocimiento humano o gran parte al alcance de la mano. El problema real es surcar entre la basura, evitar las drogas como Facebook, Twitter, etc.

Podemos enfocarnos, como el Rastro de Cthulhu, no en la capacidad de encontrar las pistas (datos), sino en la capacidad para componer un mensaje, teoría, argumento, al utilizarlas.

Como muchas películas de terror, o del género fantástico (y moderno), que omiten la existencia de internet por fines prácticos, varios diseñadores se obstinan en continuar observando al personaje en aislamiento. Esto en lugar de asumir esa realidad, su poder transformador, y utilizarlo para cambiar las formas en que solemos pensar la inteligencia.

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