jueves, 16 de julio de 2020

El enjambre y la diosa

¿Se ve bastante distinta de cerca, no? Parece menos una superficie lisa que un paisaje lunar, surcado de grietas y algún que otro pelo como flora, según la higiene personal de cada uno. Aquí y allá, de las grietas brotan erupciones volcánicas de grasa, acumulada en pequeñas lagunas o en colinas con formas inusuales, su origen un núcleo, debajo de la corteza, preocupado por el examen dentro de 2 días. Y todo este paisaje lunar se eleva y desciende rítmicamente, respira, en la quietud de la noche, intercambiando sustancias con la atmósfera.



¿Quién se hace con toda esa grasa inútilmente acumulada allí? Hoy, entre todas las noches, un singular emprendedor la recolecta con unos apéndices negros y vellosos, antes de emprender vuelo con sus frágiles alas. Es una abeja, y logra salir del departamento por un resquicio entre la ventana y el marco, mientras Romina continúa su sueño apaciblemente.

Vuela ahora con su botín por la frías frías calles en busca de su panal. Bueno, de su proyecto de panal, porque todavía no está completo. La abeja recolectora deja su dosis de grasa humana en la superficie del mismo, y las escultoras comienzan a moldear con ella. El frío invierno contribuye con su parte a estabilizar la forma dada por las artistas a la materia prima, pero falta mucho más, y las abejas obreras no descansan: entran furtivamente cada noche a domicilios, salen con grasa recolectada de la piel de un durmiente que no guardará recuerdo alguno del saqueo.

Una abeja vuelve con la grasa de Thiago, preocupado por la meeting de mañana. Otra, con las secreciones de Marta, que fantasea con un profesor del gimnasio. Una tercera con el botín epidérmico de Gerardo, psíquicamente cargado con su repaso mental de una derrota bochornosa en el LoL.

Las semanas pasan, y el panal-escultura toma de a poco la forma de un rostro femenino. En agosto está terminado, y las abejas se reúnen para saludar a su diosa. Ella, esculpida en grasa humana, mueve los labios y sus facciones, y sonidos brotan de su boca:
- Mis chiquillos, gracias a su esfuerzo puedo manifestarme finalmente, tras meses de infatigable labor recolectando las secreciones de la consciencia humana. - El rostro, pese a su divina templanza, se deforma al hablar, por lo que las escultoras corrigen las imperfecciones mientras ella comunica todavía su mensaje. - He recolectado y analizado cada fragmento del inconsciente colectivo que me fue proporcionado, y estoy lista para conquistar a los habitantes de este mundo, ¡Para elevar a mi enjambre a la grandeza de los conquistadores que nos merecemos! ¡Atención! Éstas serán mis primeras órdenes: ...

Con el inenarrable esfuerzo de todo el enjambre, consiguieron un celular, tal como solicitó la diosa: el mejor camino hacia el dominio de la especie humana. Pero ahora necesitaban un brazo, así que la recolección de grasa se prolongó hasta casi llegado septiembre.

La primavera encontró a la diosa empezando una prometedora carrera como influencer, y su rostro y brazo se disolvieron antes de que pudiera lograr su primer post viral, a punto de llegar a los 300 seguidores.

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