lunes, 30 de noviembre de 2020

La rosa arrancada

Floreció mi mundo en una única rosa,
Se expresó en el ángulo de sus pétalos,
en color, altura, en sombra proyectada
tomó del abono su sustento, y a su vez,
se tornará abono más hoy que mañana.

Fue coordenada única, pero la rodean
de flores montones, también coordenadas
y cada modo, y cada sombra fue distinta.

El abono, que fue antes rosa, fervoroso,
dicta coordenadas nuevas al escriba,
ronco, en el vacío nada, ni siquiera su voz,

se propaga. En vano, sin eco, grita.

Mi rosa ansía propagarse alta,
dar cobijo en su sombra a otras
ser campeona de tallos mutilados
ser cifra de futuras cifras.

Todo mundo quiere ser arrancado,
seleccionado, hecho racimo,
apreciado ya por el tecno-niño,
ser semilla de nuevas semillas.

Pereció mi mundo en una única rosa,
saboreó los jugos de la trascendencia,
al tomarla le susurraron que era única,
válida, irrepetible, y tal arrullo fue,
para la seca muerte, dulce mortaja.




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