martes, 24 de octubre de 2023

Levanteme embriagado de retozo


Levanteme embriagado de retozo

sobre mullida alfombra

verde, de natural eterno orfebre,

bajo apacible sombra

de arco, de hojas adornado, frondoso,

con robustos pilares enraizados.


De pie, al son de emplumados cantores,

contra el pilar, mi lanza

descansa sin temor,

de tanta paz, tornada roma y mansa.

Mi rocín busca en los alrededores

sustento que solía ser mi alfombra.


Doy pasos, que no son marcial desfile,

al compás no uniforme del bostezo,

libre de cuitas, carente de norte,

de demandas de barriga poseso,

que previenen que mente despabile.

Fuera de mí pereza, me detengo.


Miro en mi torno, ya libre de Orfeo,

mas preso de grilletes

nuevos, que son hambruna,

ojos guían a naturales banquetes,

ayer prestos a saciar mi deseo,

mas, veréis, demudados, cruel fortuna.


Los pies, no alados, muevo,

los ojos fijos en verde sustento,

y en mundano arrastrarlos,

ambos dan con guijarros, que portento

son del arroyo del que ahora abrevo

como árbol, a través de mis raíces.


Observo ya con ansias

verdes dones que de pilares penden,

sustento, como ayer, de mis caprichos

que, insaciables, que porfiados, propenden

al derroche de ocio que es mi estancia

en vergel que traiciones no albergaba.


Arranco higo con manos

que, suaves, muestran falta de rigores,

mas cruelmente lo que fue uno dos hacen,

y a enraizado pilar causo estertores.

Rencorosos, quienes antes ufanos,

quítanme sombra a cambio de este fruto.


Despedazo verde higo con mis dientes,

y si es visual quimera seductora,

ya próximo revela

apariencia de sentidos traidora,

negro tesoro y más agrios presentes

a paladar de agravios inocente.


Arrojo falso fruto,

que en suelo, fenecido, podredumbre

revela a mis sentidos,

y con hambre aparece pesadumbre.

Quien fue manso vergel, ya vil y astuto,

déjame abandonado y sin cobijo.


Desenvaino hoja,

tembloroso, y deambulo,

tormentoso cielo en ciernes, y bosque

lesivo por igual; sin disimulo

a correr lánzome; se sobrecoja

quien viérame en tal modo.


¿Por qué se halla así, insomne, abandonado,

quien antes tan apacible holgara?

Alzando ojos, encuentro, de silencios

panteón vil festoneado, que separa

de vergel mi persona, arrojado

A mundo hostil y espurio.


Descubro, que existiendo, a cielo injurio,

en retozando, ingrato, de tal modo,

que con tardías plegarias, no corrijo

pecado original en mí patente.

Por dicha antigua en luto,

por aquello que ayer no valoraba

y que de simple mudó en mil carices,

confusión para quien, suerte ninguna,

sin valor su abolengo,

entre espinos y sombras,

deambula eternamente castigado

jueves, 19 de octubre de 2023

Que en duros riscos intenté infructuoso


Que en duros riscos intenté infructuoso
extraer de roca hoja rutilante, 
que encontreme límite,  cavilante.
Que cejé y retrocedí, pesaroso.

"Dará por libre roca a su cautiva, 
ante mano viril de Lanzarote."
Leí rocosa sentencia cual azote, 
resigné que otro mis dones reciba. 

Insomne me hallo,  ante sombra no nata 
de héroe ignoto que mi gloria opaca.
¿Por qué porfiar sabiéndome segundo?

Ser lumen único es cosa insensata, 
más verme en constelación es estaca
para quien fuera ayer sol de este mundo. 

sábado, 7 de octubre de 2023

Díscolo insensato



Díscolo insensato, de este mundo abjuras, 
Felisberto, tú, reacio al alborozo,
tan dado al encierro y a tus libros, 
tan ajeno al inconsciente gozo.

Aprendiste en claustro duros silogismos, 
desdeñando, por mundanos, placeres. 
Haces tuyo el arte de los signos, 
sabios dichos de antiguos profieres. 

Transitando de tinta laberintos,
faltaste a votos y deberes marciales. 
Haces de mi voz crasa omisión, 
por ti, tu amado par sufre males. 

Y si en poco estimas míos padeceres,
tenme por nuncio y ábreme portones. 
Te traigo familiares misivas, 
señoriales retos y razones. 

Si mundanas son para ti estas tintas, 
lastre espiritual; así, devaneos 
tus libros tratan, y aún profanos. 
Por tan poco descuidas aseos. 

Mester de intelecto carnes debilita, 
artístico lienzo que por negligencia
arruínase en encierro infértil, 
destruye objeto de mi querencia. 

Sabios mundial orden orquestaron, tres
estamentos, sabes, cada cual sus mieles: 
unos al suelo, otros los cielos, 
nosotros las armas y corceles. 

Desoyes mundial concierto, obstinado, 
cuando clericales labores adoptas, 
mas rehuyes de votos sagrados
y por soberanos modos optas. 

Sin ser rey sos libre, o así te comportas, 
mas votos te obligan, cumplid cual vasallo. 
Y si a este nuncio afligido ignoras, 
mortal hoz segará vital tallo. 

Derrotado, cejo, mi asedio repliego, 
tu demencial torre yace inexpugnable. 
Deponiendo retóricas armas
atiendo tus razones, amable. 

Rumiar recursivo, tuyo, entre papiros, 
tras verdad esquiva, transitando mapa,
que abstrae no real geografía, 
que, lógico grial, mientes atrapa. 

Inveterado orden descendiendo extirpas, 
nadas suspicaz por entre sofismas, 
trocas realidades por argucias, 
naufragas en abstractos marismas. 

Desnudo de creencias, en derredor miras, 
fantástico entorno que sin ley concibes,
mundo, antes habitual, hoy extraño, 
que quimérico y sin rey percibes. 

¿Quién prodiga tal dichosa bonanza? 
¿Quién provee banquetes, quién las mieses sega? 
¿Quiénes tejen ropajes y sinos? 
¿Quiénes cargan del campo fanega? 

Vivimos en mieles, en trance, adobados, 
los hidalgos en ciega algarabía. 
¿Quién repone lanzas que, justando, 
quebramos, con qué fin se porfía? 

En gesto mortal retraes juramentos, 
al rey desconoces, repetirlo temo, 
¿Quién ha visto a Arturo en patrios suelos? 
¿Es que tenemos por rey a nemo? 

Es ora ilusión, ya juego de espejos, 
maquinación vil, afirmas, de genio, 
somníferos grilletes que apresan, 
de tales te libras con tu ingenio. 

Tus osados dichos trémulo me dejan, 
Felisberto, por afrentas ya reo. 
Mientras hablas siento estremecerse
muros, suelos, de aposento ateo. 

¿Cuál pagaréis precio por tu epifanía?
¿Cuál valor verdad, si a su causa, abyecto,
mal aseado, díscolo, y aún, débil?
¿Dónde, quien fuera antes circunspecto?

No cuestionéis dulce quimera, insensato,
canto seductor, aún si de sirena,
melodía a la que, armoniosa,
me entregara sin ceras ni pena.

Libre de vendajes, vero mundo ante uno,
No habría certidumbres, mapas, mandamientos,
¿Por qué hollar océanos ignotos,
dejar tierno hogar por nuevos vientos?

Infructuoso oleaje mío lame tablas,
que, de tu navío, sensatez rechazan.
Impotente espuma, mías lágrimas,
observa velas que rutas trazan.

Sin razones para mudar derroteros,
No aplazaré de anclas insensata leva,
Y aunque invítasme a demencial viaje
familiar, si falsa, elijo, cueva.





jueves, 5 de octubre de 2023

El pabellón y la fuente: corrección

Si por ventura sois esforzado caballero,
Habéis de escuchar y aplacar mi duro lamento
o no beberéis de esta fuente. Es mor* curioso
del maravilloso país que es este suelo.


De haber visto mi anterior sosiego, en maravilla
Del buen justar, ir de aventuras, romancear trémulo,
tal como cabía para honrar en su medida
al eterno, y por Arturo presidido, feudo.

Vivía extasiado, de perderme, como en sueño,
Entre árboles danzantes y delicias sombrías.
Besar la de Lanzarote mano hacía olvidar
cualquier inclemente vituperio de la vida.

En alguna fortuita expedición,
ciego a traiciones crueles y acechantes,
erré sin rumbo y, así, lo perdí,
del todo rodeado por rojos arces.

Pero era y no era una la floresta,
sino barro de hojas mustias por suelo,
Sino que mudo el canto de los pájaros,
condena eterna, ubicua, sin consuelo.
 
Si antes viril mano, vigor pujante,
Espadas, tronos, palafrenes, juegos,
ahora ceniza informe, torpes huesos,
inútiles lastres de áureo imperio.
 
Sin juicio, corrí en llanto y dando voces,
que más que voces, eran alaridos.
No alcanza vida para eterno duelo,
por este áureo imperio con mortal sino.
 
Funesto bosque con visión me agravia,
Me revela portento tremebundo.
Y en mi torno, al regresar pavoroso,
Carcajadas, azotes y rebuznos.
 
Que este dulce mundo de cesar haya
Es visión que enloquece y que es estruendo
De tal modo, en toda mano que beso,
no beso sino ceniza y hüeso.

Habréis de sosegar a don menguado,
Nada sosiega a un corazón, como afín
Que en concordia lo acompase. Así pues,
En mi pabellón, conmigo, hoy, dormid.

Algunas aclaraciones pertinentes

Estoy reescribiendo algunos de mis primeros poemas, en este caso el primero de todos, para regularizar la métrica, ya que aprendí varias cosas en estos 2 meses escribiendo. Unificar, donde se pueda, sílabas por verso, rima, cantidad de versos por estrofa, intentando no cambiar tanto el poema original. En este caso, tuve que hacer varios retoques, por lo que mantuve la versión original.

*mor: palabra parcialmente inventada, tomada del latín mos, moris, que significa costumbre. Ver también moeurs, en francés, y mores, en inglés.

Minions