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jueves, 20 de octubre de 2022

Llegaron del Oeste: Crónica, parte V

Esta entrada va a ser difícil, con la última publicación sobre esta campaña hecha hace 84 años, pero vamos a retomar Llegaron del Oeste (tuvimos un hiato provocado por la vida 😤) y hay que ejercitar los sesos repasando las notas.

Cortamos con un volcán en erupción que marcaba, convenientemente, el final de la plática de Leanathar con un árbol en la cima de la colina del Ojo Tuerto. Espino, intrigado y, francamente, algo aburrido por la espera, intentó llamar a un espíritu del bosque, a un Moshi, para consultar su opinión sobre lo que estaba ocurriendo. Un fallo trae al Moshi, sí, pero parado a los gritos sobre el proyectil de una balista. El proyectil se desvía, golpea el suelo cerca de Espino, y un coletazo golpea una de sus patas, provocándole una herida no muy grave.

La balista, sumamente precaria y mal construida, estaba operada por orcos, y les disparó desde abajo de la colina, con escasa precisión. Poco después del disparo, una voz llegó, tronando, desde la tierra misma, si bien era una canción:

Salve, reino de los vertebrados, de los inquietos! Su tiempo se acaba.

Aquello que solía estar tieso se levanta

Las rocas, nieve, lodo y chubasco se remueven

Y forman al grito de sus entrañas

Los volcanes han de gritar nuestro nombre

Y con nosotros el horror se hará renombre

Quien cantó estas líneas, un orco con vestiduras élficas y aspecto un poco más elegante y refinado que sus congéneres más simples que operaban la balista. Los orcos simplones parecían estar formados por rocas y lodo apilados de maneras ridículas, sus cuerpos una mofa de las proporciones de la belleza que los elfos reconocen.

El líder de los orcos

Sin embargo, nuestros héroes no tuvieron tiempo de maravillarse, pues tuvieron que ponerse a cubierto y decidir qué hacer. A pesar de la opinión de Teruel, que acompaña al grupo, deciden avanzar contra los orcos. Leanathar se refugió en la colina, atrás de unos árboles, y disparó su arco. Espino se acercó sigilosamente primero, luego rápidamente, para atacarlos con su mandíbula.

Tuvimos un combate largo, largo, de Range and Cover, el primero en la campaña probablemente. No es la primera vez que tenemos que bajar rotundamente el ritmo de la narración y el drama por uno de los subsistemas barrocos de Burning Wheel. ¿Es un problema del juego, de mi falta de familiaridad con el subsistema? Probablemente. No llegamos a tener los conflictos extendidos en la suficiente regularidad, como para incorporarlos (salvo por el Duel of Wits). Pero suficiente digresión.

¿Qué hacía Vlad, mientras Espino y Leanathar fieramente combatían? Se aprestaba para reclutar cazadores y campesinos que vivían en los alrededores de Burivostok. Fueron al primer hogar que los alojó cuando se dirigían a Burivostok, a la cabaña de Vanesa. Allí, les comunicó ella que su hijo Tigor (que casi los delata ante los cazadores de elfos hacía medio año) había desaparecido, y ella sospechaba de los orcos que ya estaban acechando la zona. Vlad siguió el rastro de Tigor, y lo encontró, tras harto esfuerzo, junto con su brazo (el cual el orco seguramente le había amputado), y siguiendo la sangre llegó al orco, que tenía a Tigor atado. Se acercó por su espalda, y usando sus conocimientos de carnicero, lo asesinó de una diestra puñalada.

Tuvo que llevar al malherido Tigor a Burivostok y a Varja, para que lo atendieran, pero el pobre se salvó. En agradecimiento, Vanesa convocó a una asamblea de los cazadores de Mijdu-Burivostok, como llamaban a sus alrededores, y allí Vlad pudo hablar frente a los renuentes campesinos. Finalmente pudo convocar a unas cuantas decenas de sumarse a Varja en la batalla contra los orcos que asedian a Burivostok.

Volviendo a Leanathar y Espino, tras gran esfuerzo y no pocas heridas sufridas por Espino, logran derrotar a los orcos y capturar a su líder, pero justo en este momento cortamos la sesión.

Y acá cortamos por hoy, habiendo cubierto la 10ma sesión. Y con el notable logro de estar al día la crónica con las sesiones. De ahora en más, 1 sesión por publicación. ¡Hasta la próxima!

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